JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ. Dentro de un año, a estas horas, serán muchos los que no hayan podido dormir. Algunos, velándola en la Catedral, otros terminando de despedazar las flores que le van a arrojar desde un balcón de la Avenida…

La noche habrá sido larga. Conciliar el sueño habrá costado para quienes han soñado tanto. La Plaza de España ha amanecido engalanada con gallardetes, banderolas, colgaduras, con la majestuosidad con la que se vestían las gradas catedralicias en las vísperas de los días grandes.

Han pasado cincuenta años y más de 20.o00 personas llenan las sillas colocadas en la plaza que diseñó Aníbal González. En los alrededores, se agolpa la multitud que, por pantallas sigue, la ceremonia con la misma impaciencia con la que se espera un Jueves Santo a las puertas de la Basílica.

Con la bendición del arzobispo, ya habrá arrancado el oleaje sobre el que va a navegar la Esperanza durante horas. La Ronda Histórica para hacer historia en una de las procesiones más multitudinarias que se recuerdan. Según el Cecop, han sido 300.000 los corazones que han latido junto al palio.

Cuando acabe este día, las entumecidas piernas del agotamiento de los macarenos descansarán sobre las sábanas bajo las que tanto se soñó. El Congreso Mariano, los peregrinos, las sabatinas, el besamanos en la Catedral… Serán tantos los recuerdos que haría falta vivir dos veces para almacenar el pensamiento.

Cuando acabe este día, dentro de un año, nos seguirá pareciendo un sueño, que todo haya pasado.

PD. Esta historia es producto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia… o no.